Desgraciadamente, durante los últimos 20 años (aunque parece que la tendencia va cambiando), hemos convertido la alimentación anormal en la absoluta normalidad. Y no, no es normal desayunar o merendar batidos industriales, bollería, galleteas o cereales azucarados. No es normal comer con el bote de refresco encima de la mesa, no es normal, que llegue el fin de semana y nuestra alimentación sea 100% comida basura… eso NO ES LO NORMAL. Lo normal es comer alimentos de vedad. Y con ello no quiero decir, que alguien no pueda tomarse unas patatas fritas el fin de semana o un helado una tarde si le apetece. Quiero decir que no debe ser la tónica del día a día. Que si estos “alimentos” no están en casa presente de manera diaria, nadie se acostumbra, nadie lo echa de menos. Y lo más importante, los niños no lo pedirán.
Pero entonces, debo privarme o debo negarle a mi hijo/a todo eso?
Ni mucho menos. La regla es fácil, no ofrecer (lo que significa no tener en casa) y no negar. Si no tenéis en casa, tus hijos y tu no comeréis el día a día porquerías sin valor nutricional, cargadas de azucares y otras sustancia poco nutritivas que no hacen más que desplazar alimentos verdaderamente interesantes. Cuando salimos de casa, ejemplo en un restaurante, y nuestro hijo/a nos pide un helado, podemos perfectamente decirle que SI porque se tratara de un consumo ocasional. Ojo este “SI” puede ir acompañado de un “sí, pero esta tarde” o “Si, después de comer”… para que no interfiera en la rutina alimentaria.
Señores/as no ofrezcan galletitas y chucherías a los niños en el parque
Esto es algo que siempre me ha dado mucha rabia. Persona a cargo de los niñas/os, que en el parque sacan las galletitas y las van repartiendo cual papa Noel se tratara. Cada cual es libre de llevar la merienda que quiera para sus hijos, pero no la ofrezcas a otros que no estén a tu cargo. Ya no solo porque no has pedido permiso a su madre/padre/cuidador, ya no solo porque es algo insano, sino porque si hay alergia o alguna patología/intolerancia de por medio, estas poniendo en riesgo a ese niño. Todos hemos sacado la merienda en el parque y nos han preguntado “me das?”, la respuesta tienen que ser “pregúntale primero a tu mama/papa… si puedes comer de esto”.
Una lucha constante: Los cuidadores/familiares, sus ofrecimientos poco adecuados y sus frasecitas:
“para un día que lo veo…”
“¿tendrán que comer de todo no?
“por un poco no le va a hacer daño”
“si esta delgado…”
“es un niño, déjalo que disfrute…”
Y un sinfín de frases justificadoras para ofrecer “alimentos basura””.
No os van a querer más porque les llevéis un “huevo sorpresa” o una bolsa de patatas. Podéis llevarlos al parque, jugar con ellos a algo divertido, ir al cine, comprarles detalle barato, que les guste y que no sea comida (unas tizas, un librito, un cuaderno para pintar….) Hay que tener en cuenta que hay niños que están casi todas las tardes con la familia. Si un día es la abuelo, otro día es la tia y otro la vecina, ya no es consumo ocasional.
Llévales un taper con fruta cortadita y palillos, bocadillitos variados, pinchitos de cherrys y queso, frutos secos, palomitas caseras…Hay mil opciones llamativas, nutritivas y que les encantarán.
Normalizar los alimentos superfluos puede convertirse en un grave problema de salud.
Vamos a volver a normalizar “lo normal»