Los alimentos integrales (no refinados), conservan sus propiedades naturales. Es decir, aportan más vitaminas, minerales y fibra que las variedades refinadas. La fibra mejora el tránsito intestinal y retrasa el vaciamiento del estómago, alargando la sensación de saciedad y además ralentiza la absorción de azúcar en sangre. Estos 3 beneficios junto con un mayor aporte de micronutrientes, son la principal razón por los que deberíamos sustituir los productos refinados que consumimos (arroz, pasta, pan) por sus variedades integrales.
Hay que tener cuidado con el pan y las pastas que nos venden como “integrales”, y mirar el etiquetado. En el aparado de ingredientes debe especificar “harina o sémola integral” y el porcentaje de ésta en el producto. Si la harina del producto es refinada y se ha añadido salvado de trigo, este no aportará los beneficios antes mencionados.
A continuación queda reflejada la diferencia entre un grano integral y otro «refinado»: