Actualmente ingerimos una cantidad de azúcares simples superior a lo “recomendado”. Una gran parte de los productos procesados que llegan a nuestra cocina contienen azúcar añadido (pan, lácteos, fiambre de pavo…)
Los azúcares simples pueden estar presentes en forma de sacarosa, glucosa, fructosa, galactosa, maltosa y lactosa.
No se puede considerar de igual manera un azúcar aislado añadido a un producto, que aquel que forma parte del alimento de manera natural.
Por ejemplo, la fruta, además de tener azúcar en su composición (fructosa), también nos aporta vitaminas, minerales y fibra (recordar que siempre es mejor tomar la fruta entera que su zumo). Lo mismo pasa con la leche, aporta azúcar en forma de lactosa pero también otros muchos nutrientes importantes.
Cuando un producto ha sido elaborado añadiendo algún endulzante, éste debe indicarse en el listado de ingredientes. En la etiqueta de cada producto, los ingredientes deben de estar indicados de mayor a menor contenido. Ejemplo* Ingredientes: leche, azúcar, huevo, suero lácteo…(En este caso, el componente mayoritario será la leche y el segundo en mayor cantidad el azúcar)
En la tabla de composición nutricional (cuadro) de cada alimento, aparecerán todos en conjunto como azúcares simples (tanto os que forman parte del alimento como los que no). Por ello es más relevante fijarnos bien en la lista de ingredientes en lugar de la tabla nutricional con tal de evitar confusiones.
El azúcar común (sacarosa) no aporta nada más que Kcal vacías, es adictiva, responsable en gran medida de problemas como el sobrepeso, obesidad o diabetes y por lo tanto debemos evitarla en la medida de lo posible. Así mismo, todos los endulzantes anteriormente mencionados y añadidos como ingredientes aislados a productos alimenticios, pueden considerarse igual de nocivos.